Friday, August 1

Belle de Jour




Belle de Jour (1967) es una magnífica película de Luis Buñuel basada en la novela del mismo nombre de Joseph Kessel publicada en 1928.

Por esta casi libre adaptación, Buñuel ganó el León de Oro del Festival de Cine de Venecia.

El argumento, a primera vista, podría parecer muy simple: Séverine (Catherine Deneuve) está casada con un médico a quien ama, pero es incapaz de mantener relaciones sexuales con él. Tiene pensamientos y fantasías eróticas, hasta que un día va a una casa de citas, movida por la curiosidad, y comienza a trabajar allí durante las tardes. Al mismo tiempo se mantiene casta en su matrimonio.

En manos de otro director, podríamos habernos topado con un historia sof-porno o hasta una comedia. Sin embargo, Buñuel supo transmitir e incluir varios de los referentes en su obra: la fantasía, el deseo, el fetichismo (Buñuel sentía tremenda atracción por las extremidades inferiores femeninas incluyendo, por supuesto, los pies).

Belle de Jour es la historia de una búsqueda, de un viaje por el interior de una mujer masoquista obsesionada por sentirse poseída, deseada. Y ese deseo por ser deseada, valga la redundancia, es tan fuerte que afecta a la propia voluntad de la mujer y la conduce a ese juego, a esa doble vida. El riesgo y el peligro, tanto social como físico o moral, que supone convertirse en prostituta, la excita y la saca de su monotonía vital.

Pero lo que ella verdaderamente anhela es sentirse poseída, dominada. Es tanta la intensidad del objetivo que éste la empuja a vencer sus miedos, su timidez, su autocensura moral y, con cierta rapidez, aprende a comportarse, a hablar y a moverse como una profesional

Buñuel supo mostrar varios tópicos fetichistas sin caer en lo grotesco o en la vulgaridad: desde el cliente que se masturba debajo del ataúd donde yace una lánguida Séverine envuelta sólo por un pálido velo y finge estar muerta, hasta el joven dominante que viste gabardina de charol, empuña un bastón y lleva dentadura superior metálica que enfantiza aún más su aire canalla: un tremendo Pierre Clémenti.

La escena que he escogido, a pesar de tener el audio muy bajo y de estar en versión original, sólo es una pequeña muestra de lo que es Belle de Jour.