Wednesday, July 18

Certeza

Me moría de ganas de verla. La prohibición de mirar a quienes te manipulan durante una sesión de dominación es a veces un verdadero suplicio. Se trata de una frustación hiriente, pues es la demostración palpable de que una no cuenta en absoluto, y a la vez muy excitante, porque la curiosidad es, por así decirlo, un rasgo dominante entre los esclavos.
Por fin, tras rodear mi cuerpo ya desmembrado, se colocó frente a mí y vi, que era aún más hermosa de lo que yo había imaginado. Era alta, esbelta, delicada; tenía mucha clase, y había algo terriblemente sexy en su mirada, en las líneas de sus labios sensuales, en sus larguísimas piernas, en su cuerpo musculoso de deportista. Me impresionó la serena determinación de que hacía gala. El Amo Didier me contó que había sido esclava, pero no detecté nada que me tranquilizara en ese sentido. No había nada en ella que hiciera pensar en una esclava. Al contrario, su rostro altanero recordaba más bien el de una princesa desdeñosa que hubiera venido a examinar a sus súbditos. Parecía tan apta para dominar a los hombres como a las mujeres, sino más; de ahí que imaginarla arrodillada y sumisa me resultara sencillamente imposible.

"La Atadura"
Vanesa Duriès

0 Comments:

Post a Comment

Subscribe to Post Comments [Atom]

<< Home